Hay que recordar que Federico García Lorca vivió su infancia y juventud rodeado de mujeres. Su madre, hermanas y tías fueron la principal presencia del poeta. Por eso no resulta extraño que el autor de Bodas de Sangre convirtiera a la mujer en el compendio de todos los personajes de su teatro.
En Mujeres de Lorca aparecen La Casa de Bernarda Alba, Yerma, La Zapatera Prodigiosa, Doña Rosita la Soltera, Mariana Pineda y Bodas de Sangre en seis actos en torno a seis personajes femeninos.
Y todo ello en un escenario presidido por una gran montaña de zapatos porque, como dice la crítica, «se mueven las mujeres de Lorca, y en sus pies está la geografía del goce y del dolor. Sus zapatos son atlas que guardan los continentes del sentimiento».
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